La narrativa ha tenido un cambio sustancial a partir del s. XX. Diversas corrientes aparecieron cuestionando las estructuras clásicas y optaron por adentrarse en nuevas apuestas experimentales. “Rayuela” es un ejemplo claro de esta experimentación disruptiva.
Sin embargo, en esa época, un soviético llamado Vladímir Propp prestó más atención a las tramas clásicas y publicó un meticuloso estudio en el año 1928 que iba a aportar una nueva luz: “Morfología del cuento”.
En ese estudio, Propp disecciona los cuentos tradicionales siguiendo rigurosamente el método científico y logra extraer una serie de pautas comunes a todos ellos (funciones, según su autor). Su sorpresa fue descubrir que tales pautas se repetían siempre en los cuentos tradicionales de culturas que jamás habían tenido conexión entre sí.
Propp, en su “Morfología del cuento” extrajo las funciones que se cumplen en todos los cuentos universales
Con la llegada a occidente de esta obra en 1958, los amantes de la narrativa descubren con gran placer que hay una serie de elementos que, incluidos en cualquier historia, van a ser de agrado para los lectores. Esto se debe a que dichas funciones forman parte del acervo de la cultura universal y están inmersos en el “inconsciente colectivo” del que hablaba Jung. Los cuentos, súbitamente, vuelven a cobrar importancia entre los estudiosos.
Unos años más tarde, en 1973, un profesor italiano llamado Rodari toma este estudio de Propp y lo simplifica en un capítulo de su “Gramática de la fantasía”, limitando el número de las funciones descubiertas por del soviético para poder articular cuentos de manera más manejable. Su intención inicial era dotar de una herramienta a los profesores para que pudieran crear cuentos orientados a sus alumnos.
Gianni Rodari simplificó la estructura de Propp en “Gramática de la fantasía”
Mientras, un mitologista norteamericano llamado Joseph Campbell publica en 1949 su conocido libro “El héroe de las mil caras”, en donde fija la idea de monomito. Haciendo uso de los arquetipos de Jung, Campbell pormenoriza en el estudio de la estructura de los mitos clásicos, como hiciera antes Propp con los cuentos.
El norteamericano descubre con sorpresa que todos los mitos son siempre el mismo mito contado de diversas maneras (de ahí la idea de monomito). A raíz de eso, diseña el esquema conocido como “Viaje del héroe”. Esta secuencia, compuesta de un número determinado de pasos secuenciales, resulta ser muy bien acogida por el público. Baste como anécdota señalar que la primera película de Star Wars sigue este esquema, ya que el mismo Campbell fue asesor del guion. Sorprendentemente, esta estructura coincidía en una enorme parte con las conclusiones de Propp y Rodari y fijaba unos personajes arquetípicos ya esbozados anteriormente por Jung.
Todos este valioso caldo de cultivo llega a manos de un guionista de la Disney, Vogler.
Vogler, tras estudiar miles de guiones remitidos por la gente a sus estudios de la Disney, empieza a sospechar la existencia de unos elementos que hacen que un guion tenga, o no, éxito.
Tomando los antecedentes de Propp, Rodari y Campbell, logra sintetizarlos en un libro sublime publicado en 1992, referencia obligada para los amantes del diseño narrativo: “El viaje del escritor”. Éxitos notorios de tal estructura son “El rey león” o “La sirenita”.
Mi compañero de penurias, el Archimago, y yo observamos hace poco la carencia tan grande que tienen muchas personas para componer estructuras narrativas. Muchos clientes nos pedían que les ayudásemos no solo a corregir sus escritos, ponencias o presentaciones, sino incluso a diseñarlas. Tomando en consideración esta necesidad y tras estudiar con detenimiento durante meses las obras arriba mencionadas, hemos terminado de crear un Toolkit de diseño narrativo que verá la luz en pocas semanas.
Con ese Toolkit cualquier persona podrá construir una estructura narrativa sólida y válida para crear historias, presentaciones, informes o ponencias. De una forma muy intuitiva dispondrá de una serie de elementos, secuencias, temáticas y personajes que, con plena libertad combinatoria, le permitirán establecer el esqueleto de aquello que desee contar.
Este Toolkit es muy práctico para el caso de los librojuegos y de la ficción interactiva, pues permite a los autores emparejar varios personajes, problemas o situaciones arquetípicas que le lleven a construir historias multilineales.
Tanto el Archimago como yo esperamos que satisfaga completamente vuestras perspectivas y que empleéis dicha herramienta en todas las obras que, con vuestra imaginación y esta técnica, seáis capaces de construir.
Habéis llamado mi atención mucho mucho mucho. Ya estoy deseando verlo.
Eres un encanto, Exi.
Serás de los primeros en verlo. Por cierto, que desde cambié de domicilio no hemos vuelto a quedar. ¿No teníamos pendiente escribir algo “misterioso” tú y yo? Sé quién podría estar interesado en editar ese juego ;o)
Tienes toda la razón, tenemos un proyecto pendiente que deberíamos intentar retomar en 2017 🙂
Me encantan todos estos temas. Creo que debería haber un ejemplar de La gramática de la fantasía en cada casa. Las estructuras funcionan y es sorprendente como los niños pequeños asumen esa “lógica de los cuentos” y la hacen propia. Una vez lancé una sección en una revista de poesía y cuentos que llamé “ingeniería literaria” y me atreví a meter una fórmula para calcular la cantidad de información que transmite el texto (las palabras “barco” y “petrolero” tienen distinta cantidad de información, aún siendo ambas una única palabra). Y, bueno, todo lo que sea teoría y cosas matematizables sobre literatura, tramas, etc es genial. Hablar de “funciones” en los cuentos clásicos es grandioso. Y, no nos engañemos, quien más quien menos ha pasado horas contando sílabas para cuadrar un soneto…
¡Me pido un toolkit!
¡Reservado! :o)