Ellery Queen, protolibrojuegos en los años 30

Hace un par de meses en el blog de Juegos Narrativos dejé un artículo sobre biblioarqueología de la ficción interactiva, ya que di con una de las primeras manifestaciones de la interactividad en la literatura, anterior a Borges y a la Enseñanza Programada, los cuales, en este blog, hemos considerado como los orígenes de las historias ramificadas interactivas. Sin embargo, tal como podremos comprobar en este artículo, los antecedentes de las obras interactivas van aún más allá, e incluso sospecho que existen obras todavía más remotas a la que vamos a tratar en este artículo que ya experimentan con la actividad, sobre todo en el terreno del teatro.

Así pues, reproduzco aquí directamente este artículo, ya que me parece de un interés especial para los seguidores de Librojuegos.org.


librojuegos.orgMuchas veces, en mis artículos recogidos en La Fortaleza de Manpang y Librojuegos.org he tratado la historia de la interactividad en el medio literario, y hasta ahora, en mi investigación solo me había podido remontar hasta 1941, año en el que Borges publica Examen de la obra de Herbert Quain y El jardín de senderos que se bifurcan, obras que, sin ser interactivas, tratan la teoría de la interactividad en la literatura, y en las que se exponen ideas muy originales de lo que hoy consideraríamos librojuegos.

Pues bien, cuál ha sido mi sorpresa al descubrir una obra 12 años anterior a estas, es decir, publicada en 1929, en la que ya no es que se proponga una manera de escribir un librojuego, sino que podría considerarse per se un proto-librojuego. La obra en cuestión es El misterio del sombrero de copa (The Roman Hat Mistery), primera de una serie de novelas de misterio protagonizada por Ellery Queen, pseudónimo con el que firmaban sus autores: Frederick Dannay y Manfred Bennington Lee.

librojuegos.orgEstas novelas inauguraron una variedad de novela policíaca llamada whodunit, en la que el escritor ofrece pistas a lo largo del libro acerca del autor de un delito, de manera que el lector atento pueda deducirlo antes que el protagonista. En España tenemos algunos ejemplos de este tipo de libros, ya más cercanos a los librojuegos, en la longeva serie juvenil Resuelve el misterio, y en librojuegos como El implacable (de la serie Tú eres el protagonista) o Asesinato en la noche (de la serieCompact Libro-juego). También existen publicaciones anteriores a la época de los librojuegos, como la alemana Aventuras de la Mano Negra, publicada en 1965, en la que la solución al misterio se apoya tanto en el texto como en los detalles de las ilustraciones.

En el caso de Ellery Queen, encontramos varias características que la acercan a la experiencia interactiva:

  • El protagonista ofrece una lista de atributos del autor del delito (tales como “es varón”, “fuma en pipa”, etc.) que permite al lector descartar sospechosos.
  • Cerca del final, antes de revelar la identidad del culpable, se incluye una página con el mensaje “Desafío al lector“, que indica que Ellery ha recabado toda la información que podía y con ella el lector ya puede resolver el caso, si es capaz.
  • En algunos libros se exponen varias soluciones falsas, seguidas de la correcta. Se anuncian como “falsas soluciones, seguidas de la verdad“, frase que se convirtió en el sello distintivo de la serie.

Ese desafío al lector es la más clara muestra de interactividad, ya que el autor trata de comunicarse con su lector mediante ese reto que le plantea, pero tanto la estructura de la novela como las otras características citadas son elementos que apoyan indudablemente esa pretendida interactividad. Por tanto, no cabe duda que nos encontramos ante el primer proto-librojuego de la historia, que nosotros sepamos.

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Como dato curioso, decir que en 1975, la serie Ellery Queen llegó a la televisión y su “desafío al lector” se convirtió en un “desafío al espectador“, con Ellery irrumpiendo en la escena e invitando a la audiencia a resolver el misterio por sí misma antes de que él diera la solución.

Que libros como este ya existan en 1929 me ha hecho pensar que aún no he encontrado el verdadero germen de la interactividad, y, de hecho, recuerdo que hace unos años alguien me enseñó un libro escrito en forma de obra de teatro de un autor español de finales del siglo XIX en el que ya se plantea ese “desafío al lector”, pero por desgracia no logro recordar ni el título ni el nombre del escritor. Sí recuerdo su argumento: aparece un cadáver en un pueblo español y los vecinos intentan descubrir al culpable. Estaba escrito en tono humorístico, y se podía llegar al autor del crimen mediante unas pistas repartidas por el libro. Lo asombroso es que, aunque no estoy seguro, creo que es un libro de alrededor de 1920, es decir, anterior a la serie de Ellery Queen. Pero hasta que consiga redescubrirlo, me temo que este dato no pasará de ser una simple conjetura.

Esta entrada tiene un comentario

  1. Juanmi

    Interesantísimo el post y muy sugerente esa “investigación” que dejas pendiente; me va a hacer dedicar mucho tiempo por lo que intuyo… estupendo!

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