Mundo cruel, una obra de filosofía visual para niños de @WPWonderPonder

En Librojuegos.org solemos manejar un concepto del librojuego en el que la narrativa tiene un papel preponderante. Por eso, cuando surgen ideas e iniciativas que tienen relación con los libros pero en ellos hay elementos ajenos al contenido literario que cobran la misma o incluso mayor importancia que este (como el aspecto visual o la manipulación de determinadas partes) preferimos llamarlos libros para jugar o playbooks (para diferenciarlos de los gamebooks). Ese es el caso de la colección Wonder Ponder de filosofía visual para niños, cuyo primer título vamos a reseñar hoy.

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Sí, hemos escrito la palabra filosofía. Una palabra que, como afirman las autoras de estos trabajos, causa demasiado respeto. ¿Por qué será? ¿Y por qué nos cuesta tanto filosofar? Permitidme, ya que hablamos de filosofía, que me ponga un poco filosófico antes de entrar a analizar el material que tenemos entre manos. Si tuviera que definir la filosofía tal y como lo haría un niño, diría que es preguntarse cosas. Y cuando me pregunto por qué nos cuesta tanto preguntarnos cosas (a mí no me está costando tanto, ya veis, solo hay que coger carrerilla) me viene a la mente la palabra silencio. Hoy en día las personas disponemos de muy pocos momentos de “silencio” real: somos continuamente bombardeados con información, y cuando no, estamos bien condicionados para que nuestra mente siga llenando ese vacío. Ejemplo: estamos en casa y no podemos pasar un segundo sin tener encendida la tele, la radio o el ordenador, salimos a la calle y ocupamos nuestra mente hablando con conocidos, comprando o trabajando. Hacemos todo lo posible por no escuchar esa voz interior que nos invita a remover los cimientos de nuestra escala de valores y a replantearnos nuestros principios. Quizás porque, como los seres paradójicos que somos, una fuerza nos empuja a hacerlo, pero otra nos obliga a mantener la ilusión de un mundo estable y ordenado en el que todo es previsible y, por tanto, seguro. Pues bien, Wonder Ponder nos invita a adentrarnos en el temido caos que amenaza nuestra ilusoria seguridad, a crear el incómodo silencio en el que se genera toda la creación; pues es curioso que la mayoría de las religiones coincidan en que en el principio existía la nada y de esta se creó el mundo. Wonder Ponder nos sitúa en nuestras “nadas” y nos ofrece un estímulo para rellenarlas con nuevos pensamientos.

El lector atento recordará que hablamos de filosofía visual para niños. Concretamente, niños a partir de los ocho años. ¿Puede filosofar un niño? ¡Pues claro que sí! Y con mayor facilidad que un adulto, cuyos conceptos están ya tan definidos que se resiste a modificarlos. El niño aún está moldeando los suyos, el barro (su materia gris) aún está húmedo y puede darle forma fácilmente. Pero aun así, todavía no es tarde para el adulto: Wonder Ponder humedece ese barro endurecido para que podamos volver a darle forma.

Pero esto es una reseña, al fin y al cabo, y ya estamos tardando demasiado en explicar de qué va todo esto, ¿verdad? Pues vayamos al grano. Y hagámoslo describiendo el material desde que llega a nuestras manos.

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Me encuentro con una caja negra en la que aparece un dibujo central (bastante incómodo, por cierto, pero que atrae la atención, y esa es la clave) y, en torno a él, el título de la obra, Mundo Cruel, y el nombre de sus autoras, Ellen Duthie & Daniela Martagón. Debajo del dibujo, el título de la colección, Wonder Ponder, y la ya comentada y sugerente frase Filosofía visual para niños. En los laterales se repite esta información, pero en el frontal se añade la frase Abre, mira, piensa, que resume muy bien en qué consiste esta obra y cuál es su objetivo. En la parte trasera de la caja se nos amplía un poco más la información. El título de Mundo cruel va acompañado de unas preguntas que dejan claro que esta obra va sobre la crueldad. Debajo, un ejemplo de lo que nos vamos a encontrar en su interior (láminas con dibujos en una cara y preguntas en la otra), y a continuación el contenido de la caja: 14 láminas, más de 100 preguntas, 3 láminas para crear escenas propias, guía de conceptos filosóficos de la crueldad, propuestas de uso y un póster. Se remata esto con una frase que destaca con orgullo patrio que la obra ha sido creada en España al 100%. A la derecha hay un texto aclaratorio, el cual reproduzco a continuación, ya que es importante para comprender de qué va esta obra:

“Wonder Ponder acerca a sus lectores a algunas de las grandes preguntas de la filosofía de forma divertida y atractiva. Escenas curiosas y preguntas intrigantes invitan a la reflexión y al diálogo, estimulando el desarrollo de un pensamiento propio y facilitando la construcción de un mapa visual y conceptual del tema abordado en cada título. Las cajas Wonder Ponder están diseñadas para mirarlas, leerlas y pensar sobre ellas a solas o en compañía y en contextos familiares, lúdicos o educativos.”

librojuegos.org¿Un producto que invita a los niños a desarrollar un espíritu crítico y pensamiento independiente? ¿Y hecho en España? Cuando me enteré de que existía esta iniciativa, lo primero que pensé es que merecía, ya solo por intentarlo, toda la difusión posible. Pero, ¿funciona? Lo veremos a continuación.

Abrimos la caja, y en el interior nos encontramos con las anunciadas láminas, 20 en total, de las cuales 14 muestran escenas que, como se decía en la caja, dan mucho que pensar. Todas las escenas comparten un estilo que imita el arte infantil con el uso de tres colores, de los cuales dos siempre son el negro y el blanco, y el tercero es el que predomina. Todas las ilustraciones son muy inquietantes, provocan una incomodidad en el espectador, la cual se acentúa mediante el uso del color que inunda la escena. El uso del blanco está muy bien estudiado, ya que atrae la atención directamente, sobre todo en contraste con el negro y los colores más oscuros. Además, la elección del color dominante no es arbitraria, ya que busca causar una sensación determinada. En cada elemento, su posición, disposición y color hay una intención. Por último, cada lámina va acompañada de un breve texto en la parte inferior que completa el significado de la escena.

Analicemos la primera lámina:

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En ella, con un violeta rojizo como color dominante, vemos a una niña arrodillada que ha atravesado a una hormiga con la punta de un lápiz y la levanta del suelo clavada en ella. Su posición y su pelo denotan movimiento, y las líneas radiales en torno al lápiz centran la atención en él. La maldad de la niña es evocada no solo por su acción, sino también por el color negro de su vestido y su expresión, acentuada por el uso del blanco para el ojo. Pero, aunque en un principio la crueldad de este acto es lo primero que capta nuestra atención, si nos seguimos fijando en la escena descubriremos algunas cosas más. La procesión de hormigas que parte de una planta al fondo se va transformando a medida que la seguimos. Inicialmente las hormigas son muy pequeñitas y tienen una apariencia muy indefensa, pero a medida que se acercan al espectador, veremos algo que quizás nos haga pensar que no son tan indefensas como parecía, y es que las tres primeras cargan con partes de un insecto: una con las alas, otra con el cuerpo y la primera con la cabeza. Esto quizás nos haga replantearnos la escena principal, y lo hace en el momento oportuno, pues es muy improbable que nos fijemos en lo que llevan las hormigas antes que en lo que está haciendo la niña. Se remata la escena con un “¡Te pillé!” que puede darnos a entender más cosas: los constantes intentos de la niña por matar a la hormiga, o su satisfacción por haber conseguido atravesarla con la punta de su lápiz, lo cual puede hacerla parecer aún más cruel.

Es recomendable empaparse bien de la escena, ya que inmediatamente saltarán de nuestro inconsciente a nuestra consciencia todos los pensamientos destinados a juzgarla, procedentes de nuestra ética y nuestra moral personal. Ese es el momento en que hay que darle la vuelta a la lámina, donde encontraremos diversas preguntas (por lo general siete u ocho) que nos ayudarán a ir un poco más allá. Las preguntas están dispersas y escritas en distintas orientaciones que te obligarán a rotar la lámina. No he logrado dar con la razón de esta disposición, e incluso me ha resultado molesta porque pretendía leer las preguntas mientras mostraba la lámina a los niños; además, intentaba buscar primero la pregunta más directa y luego seguir por las que ahondaban más en el tema. Por eso, por la forma en que yo he utilizado la lámina, habría agradecido más orden, pero quizás las autoras buscan con esto introducir un elemento lúdico o estimular la curiosidad del niño, obligándole a mover la lámina para poder leer las preguntas.

Algunas de las preguntas de esta lámina, concretamente son: ¿Está siendo cruel la niña? ¿Qué harías si vieras a esta niña? Son las dos preguntas que utilicé para “romper el hielo”, ya que la primera busca una reacción mediante una valoración moral y la segunda introduce al niño directamente en la escena. Pero hay otras que requieren respuestas más elaboradas: ¿Sienten dolor las hormigas? ¿Sienten miedo las hormigas? ¿Importa? Estas preguntas, por ejemplo, llevan a una reflexión sobre las víctimas del acto de crueldad.

Y así, poco a poco, cada pregunta va desgranando todos los aspectos a tener en cuenta en la escena, y a su vez, las catorce láminas reflejan distintos aspectos sobre la crueldad.

librojuegos.orgClaro que uno puede preguntarse, ¿cómo puedo usar este material? ¿Solo se trata de mirar la escena y hacerse preguntas? Bueno, ese “solo” es muy relativo. Tanto las ilustraciones como las preguntas te pueden remover algo por dentro, ya sea porque reconozcas alguna escena y te veas reflejado en la víctima o el agresor, o porque llegues a conclusiones desagradables acerca de la frecuencia de estos actos y la insensibilidad hacia ellos, o por diversas razones que dependen de nuestros puntos de vista y nuestros valores, y es que, a pesar de la heterogeneidad de los mismos incluso en los niños, este material está diseñado para no dejar indiferente a nadie. Aun así, si sigues sin saber cómo usar las láminas más allá de las preguntas, hay una en la que se ofrecen “propuestas de uso e ideas para wonderponderear“. Entre ellas se ofrece la posibilidad de barajar las láminas y ver si el orden afecta a lo que piensas de ellas, fijarse bien en los detalles de cada una, meterte en la piel de uno de sus personajes, y otras ideas entre las que destaca el hacer tus propias escenas y sus preguntas. Se incluyen tres láminas preparadas para tal efecto, y son un elemento para mí crucial, pues si ya con las demás láminas se anima a los participantes a adoptar una actitud activa respondiendo las preguntas, aquí ya estamos hablando de una implicación total en la obra, ya que las autoras te invitan a ampliarla con tu propia visión.

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En otra lámina se ofrece una “breve guía de conceptos esenciales para acompañar la lectura de tu Mundo cruel“. En ella se reproduce una ilustración que se incluye en un póster desplegable que hay al final, y se ahonda aún más en el tema propuesto, planteando cuestiones sobre las víctimas, los agresores, el poder, la motivación, las emociones, etc. En definitiva, la lámina es una herramienta que ayuda a meterse ya de lleno en la materia, volviendo a reflexionar sobre las demás láminas pero con especial atención al mundo cruel que representa el póster, rico en detalles y donde la nota dominante es el intercambio de papeles entre las víctimas y los que normalmente son sus agresores. La ilustración es tan profusa en detalles que requiere de una profunda exploración por parte del espectador. La lámina termina anunciando una guía gratuita titulada ¡Horror! Un paseo por el mundo cruel para quien quiera seguir profundizando en el tema, aunque no le he encontrado; supongo que es un material que las autoras tienen pensado publicar próximamente.

La última lámina anuncia otros títulos y material de Wonder Ponder por una cara, y por otro se encuentra la dedicatoria de las autoras y una breve nota curricular sobre las mismas, así como los datos editoriales.

librojuegos.orgY ahora, mi opinión sobre la obra. Estamos ante un producto de gran originalidad por su concepción, que trata de captar la atención de un público infantil presentándole un tema de una seriedad tal que puede que haya incluso a quien le parezca que no es apropiado para niños. Por ese lado, aplaudo la valentía de sus autoras por salirse de esa línea de adoctrinamiento de los escolares que se sigue en las publicaciones destinadas a ellos, para animarles a pensar por sí mismos. Productos como este contribuyen, como fin último, a hacer de este un mundo mejor, al tratar de desarrollar el espíritu crítico de los infantes e invitarles a tener en cuenta todos los aspectos de un tema concreto que le ayuden a tener una concepción lo más amplia posible. Además, no solo  invita a pensar al niño, sino también al adulto, y resulta muy interesante la diferencia entre la visión de los primeros y el acercamiento al tema que llevan a cabo los segundos, mucho más condicionada y llena de prejuicios. Y, por otra parte, es muy positivo que los niños reflexionen sobre situaciones que no son agradables, y es que la sobreprotección a la que les sometemos en el mundo occidental es la que nos puede llevar a la ridiculez de pensar que una obra como esta puede ser perjudicial para ellos. Pensar y reflexionar siempre es positivo, y presentar escenas desagradables a los niños para discutirlas con ellos solo lo podremos hacer si realmente los consideramos como personas, y no como un ser inferior, o una “pre-persona”, como estamos (mal) acostumbrados a verlos. Por eso, detrás de la apariencia de sencillez y simplicidad de esta obra se esconde un trabajo muy serio, muy meditado y tremendamente meritorio que se merece todos mis elogios.

Ahora bien, he de señalar también algunas cosas que personalmente considero mejorables y que voy a comentar por si las autoras encuentran alguna utilidad en ello.

En primer lugar, no he encontrado una clara alusión acerca de si un niño puede manejar por sí solo el material, o si está diseñado para que lo utilice con la supervisión de un adulto. Y digo esto último pensando sobre todo en su uso en las aulas. Y es que si entrego la caja a mi sobrino de ocho años, seguramente le llame la atención, mire los dibujos y lea las preguntas, pero quizás el material es más aprovechable creando un entorno de debate.

Por otra parte, hay láminas que muestran unos estereotipos que quizás por un lado pueden hacer que las escenas resulten más familiares al niño, pero por otro me parece negativo perpetuarlos. Sin ir más lejos, en la escena que se muestra en la caja, correspondiente a una lámina interior, se ve a una mujer sirviendo un plato a un hombre. Obviamente, no es eso lo que nos llama la atención, sino el gato que hay dentro de la olla, pero esto choca con el espíritu de reflexión al que invita la obra. Si mostramos a un hombre sirviendo a una mujer, está claro que al niño le va a llamar también la atención porque es una escena que puede romper con su realidad más cercana, lo cual le llevará a hacerse más preguntas aún, aunque en este caso el tema se aleja del principal. Por tanto, si esta escena se ha diseñado así para centrar la atención en el tema de la crueldad y no se quiere llamar la atención con el cambio de roles, quizás la mejor solución sería diseñar escenas en las que estos no se perpetúen.

Por último, diría que, sin menoscabo de la curiosidad que puede despertar en el niño y su consiguiente implicación, me ha parecido que el aspecto lúdico es, por así decirlo, lo que más flojea. Aunque el niño se puede tomar la actividad como un juego, y de hecho su diseño así lo sugiere, yo no lo consideraría un juego como tal, ya que le falta unas reglas bien definidas. Aquí entramos en terreno escabroso acerca de qué es un juego y qué no lo es, pero, desde luego, el aspecto recreativo, que es fundamental, sí que está conseguido. Sin embargo, desde mi punto de vista, aunque se ofrecen algunas ideas, se queda corto. Esto no quita que tú mismo puedas potenciar este aspecto, porque posibilidades de juego que apoye la reflexión no le faltan. Por ejemplo, a mí se me ocurrió comparar dos escenas después de reflexionar sobre ellas y votar por cuál parecía más cruel, y partiendo de eso que cada cual ofreciera sus razones y se apoyara en algún detalle del dibujo. También entregaba una lámina a cada uno y preguntaba si querían intercambiársela, y una vez hecho esto les preguntaba por qué preferían un dibujo a otro. También hay que decir que me parece una carencia fácilmente subsanable, y que esta opinión aún queda a expensas de la publicación de la guía gratuita que comentamos más arriba.

Por lo demás, reiterar mi enhorabuena a las autoras y darles muchos ánimos desde Librojuegos.org con este bonito proyecto, y avisar a nuestros lectores de que existe otro título de esta colección, Yo, persona, que me ha resultado aún más interesante si cabe, y que pronto reseñaremos.

Esta entrada tiene 4 comentarios

  1. Uf, mil gracias por este descubrimiento, me parece un libro impresionante. Y también tengo “Yo, persona” en el objetivo. Probablemente me haga con ambos en breve.

  2. Jacobo Feijóo

    Pedazo de reseña… me ha parecido fascinante tanto el estudio que le has hecho como la obra que han creado las autoras.
    Enhorabuena a todos. De lo más interesante…

  3. Archimago

    Gracias por vuestros comentarios.

    Es una idea que merece tener repercusión, y lo bueno es que sus autoras han diseñado los títulos para que cada cual se acerque a la obra de la manera que más le guste, disponiendo de mucha libertad. Es lo mejor en un “libro” que, en vez de ofrecerte respuestas, te genera más de las que tenías al principio, pues eso es lo que pretende: que mires y pienses.

  4. Alberto

    Me ha fascinado esta reseña, otra más 🙂

    ¡Esto habría que recomendarlo a muchos adultos!

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