En alguna ocasión anterior hablé de los distintos tipos de ficción interactiva existentes (librojuegos, novelas visuales o ficción en hipertexto entre otros) y las distintas expectativas temáticas de sus lectores, y señalé cómo la ficción en hipertexto era más dada a la experimentación literaria o temática que otras formas de ficción interactiva. Y como un ejemplo claro de ello, tenemos la obra que reseñamos aquí, «Workers in Progress«, de Konstantinos Dimopoulos, más conocido como Gnome. En ella, adoptamos el rol de la consciencia colectiva de la clase obrera griega, intentando organizar su resistencia y sobrevivir al complicado momento histórico en el que se encuentra.
Konstantinos Dimopoulos es un conocido blogger de juegos indies, y programador de juegos como el que nos ocupa. Tiene un blog propio y escribe en un importante número de otros blogs, como Rock Paper Shotgun o IndieGames.com, además de tener un proyecto de crowdfunding en Patreon en el que se le puede ayudar a continuar con su labor de periodista y creador de juegos indies. Con estas credenciales, resulta llamativo ver la temática de este «Workers in Progress«, una historia altamente politizada, que intenta describir de una situación tan compleja y difícil como la que vive Grecia en la actualidad.
Como comentábamos anteriormente, este «Workers in Progress» nos hace adoptar el papel no de un único personaje, sino de toda una clase; la clase obrera Griega, sujeta a innumerables ataques en nombre de su deuda y de la «competitividad», en un momento histórico en el que los griegos se han dado cuenta por fin de que a sus gobernantes no les interesa su bienestar. En este juego, debemos tomar las decisiones adecuadas para salir de este atolladero histórico de manera colectiva.
«Workers in Progress» es un juego que intenta lanzar un mensaje optimista. Pese a las dificultades, y a la intención de las grandes instituciones como la Unión Europea o el Fondo Monetario Internacional, siempre es posible salir de las dificultades si hay una población combativa y organizada que actúa con inteligencia colectiva. Es un trabajo interesante, que recomiendo a aquellos que quieran saber más acerca de las dificultades actuales del pueblo griego y su compleja situación política. Por la misma naturaleza de este trabajo, las únicas críticas que le puedo hacer son de orden político:
– En este trabajo, Konstantinos defiende la salida de la Unión Europea como la mejor de las posibles vías. En eso coincido con el, sin embargo algunos de los finales no tan malos nos dejan la idea de que se puede sobrevivir en la Unión Europea con un gobierno progresista. Francamente, no lo creo. Para Grecia, se mire como se mire, permanecer en la UE supone una muerte lenta, por culpa de las condiciones que les van a ser impuestas. En mi humilde opinión, la salida del Euro es la única opción que les queda, a pesar de las dificultades obvias.
– Me resultó curioso ver cómo, al apostar por partidos más progresistas (Syriza) o incluso abiertamente anticapitalistas (Antarsya) no alcanzamos el pleno socialismo. Sin embargo, pasando por opciones más dudosas como el KKE (el partido comunista tradicional de Grecia, de marcada tendencia Stalinista) o incluso claramente negativas como Nueva Democracia (el partido conservador de Grecia, partidario de la austeridad) sí que es posible llegar a finales mucho más positivos. ¿Quiere darnos la idea Konstantinos de que es necesario caer en el hoyo para salir mejor de como estábamos antes?
– La única opción de que el partido fascista Golden Dawn aparezca como opción electoral es si no hemos suprimido las tendencias nacionalistas durante las acampadas de la plaza Syntagma. Me parece inocente creer que sólo eso sería capaz de derrotar a la ultraderecha. La presencia del fascismo en la Grecia actual es debida a muchos factores, como el apoyo de las grandes empresas griegas o el sentimiento de derrota de la población en general. La amenaza del fascismo debería ser una constante durante todo el relato.
– Creo que falta un factor importante que en el relato apenas es considerado; el miedo de las poblaciones. El miedo es lo que paraliza al pueblo Griego, y que instituciones como la Unión Europea o el Fondo Monetario Internacional, o los mismos medios de comunicación griegos, usan conscientemente para impedir que se organicen y contraataquen.
En cualquier caso, creo que es una obra valiente, que se ha atrevido a tratar temas difíciles y de actualidad. Considero que el problema de Grecia es transportable a muchos otros lugares del mundo, y eso lo convierte en una obra necesaria.