Últimamente nos encontramos varias páginas web que se están haciendo cada vez más eco de la vuelta de los librojuegos con gran fuerza. Una de ellas es Ociozero, que comenta…:
“¿Asistimos a una segunda Edad Dorada de esta forma de literatura lúdica?
Hace unos años, cuando ingresé en Nocte, la asociación española de escritores de terror, los socios pusimos en común los libros de terror que más nos habían marcado como autores. Había títulos evidentes, que me vinieron a la cabeza de inmediato —como las Leyendas de Bécquer o el Drácula de Stoker—, pero luego, por aquello de analizarme un poco más en profundidad, de encontrar esas raíces que tenemos y a veces no vemos, me puse a repasar las estanterías de mi despacho. Y entonces apareció uno de los motores indiscutibles de mi pasión por la narrativa, y después de pensarlo mucho, sintiéndome algo culpable y algo avergonzado, lo confesé en la lista de correo. El misterio de Chimney Rock.
Para mi sorpresa, unos cuantos socios no solo se habían criado con librojuegos, sino que no veían tan descabellado el asunto. Por supuesto…”
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También Castor & Pollux, mediante Rol en tu idioma, saca este tema a colación cuando dice:
“Aparentemente somos afortunados al haber crecido durante los años 80. En algún momento de nuestra niñez cayeron en nuestras manos algunos ejemplares de la serie Elige tu Propia Aventura, y causaron una impresión difícil de borrar en nuestras mentes. La premisa detrás de estos libro-juegos era que el lector podía escoger las acciones del personaje principal siguiendo alternativas del tipo “Si decides huir, pasa la página X. Si decides dar la cara a la momia, pasa a la página Y“. Estos libros eran capaces de encender la imaginación de formas increíbles, lograban introducirnos en la historia de nuevas maneras, y probablemente hayan provocado mucho interés en los juegos de rol en varios niños.
Recientemente, se renovó nuestro interés en este tipo de historias al darnos cuenta que las compañías más grandes de juegos de rol tienen tiempo incluyendo algo similar en sus manuales introductorios. Parece ser…”
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Con Pluma y Píxel, de Francisco Tapia, se pregunta si realmente estamos viviendo tal Segunda Edad Dorada. En esta web ya se ha hablado antes de librojuegos como “La sangre de los zombis”, y por ese motivo comienza su artículo de este modo:
“En un post anterior, ya comentaba los nuevos aires que venían soplando poco a poco en torno al tímido retorno de los librojuegos a las carteras de proyectos de las editoriales y las estanterías de las tiendas. Pues bien, parece que ahora nos encontramos ante una nueva Edad de Oro de los Librojuegos con el auge de las nuevas tecnologías portátiles.
No hay que ser muy inteligente para darse cuenta de que los niños y adolescentes de aquellos años dorados para los librojuegos, a mediados de los ochenta, son ahora adultos con nostalgia por los libros que encandilaron su juventud y con mayor poder adquisitivo que entonces. De lo de tener más o menos tiempo para ello no podemos decir lo mismo, ya que se sigue cumpliendo esa máxima del mundillo lúdico que es “Cuando tenía tiempo, no tenía dinero. Ahora que tengo dinero, no tengo tiempo”.
Dejando de lado ese irónico aspecto de la vida, lo cierto es…”