Hoy comentaba con el director de una editorial de librojuegos que los seres humanos tendemos a hacer antes lo urgente o lo fácil y dejamos lo laborioso siempre para el final. Es cierto.
Tenía una asignatura pendiente con un importante librojuego: “El bosque en llamas“, de J.L. López Morales y al final me obligué a mí mismo a parar mi producción y centrarme en la reseña de esta obra. Vamos pues, allá.
TITULO: El Bosque en Llamas
COLECCIÓN: Leyenda Élfica
NÚMERO: 1
AUTOR: J.L. López Morales
ILUSTRADOR: Emiliano Álvarez Villani
EDITORIAL: Nosolorol
AÑO: 2006
SECCIONES: 300 secciones (200 páginas jugables)
Debo decir, ante todo, que José Luis es uno de los mayores representantes de los librojuegos actuales en lengua española. No sólo ha escrito y publicado varias obras sino que, además, su calidad es sublime. A él le debemos principalmente (junto a otros) el hecho de que los librojuegos hayan vuelto de nuevo después de su largo paso por el desierto en los años 2000.
Por si fuese poco, ha tocado varios géneros y su nombre aparece por todas partes. No tenéis más que buscar en Google sobre su obra y veréis la cantidad de de webs en la que lo han mencionado y analizado, incluso le hicieron una entrevista en la comunidad italiana de amantes de los librojuegos, Librogame’s Land, como podéis ver aquí.
Dicho esto, comienzo el estudio del primer librojuego correspondiente a su saga “Leyenda Élfica”, cosa que podréis complementar visitando su blog aquí o aquí. Es más: para jugar una partida gratuita ambientada en el Universo de este autor, él mismo nos la proporciona aquí (y en Descargas de esta web, tenéis más).
Como os imagináis, tener esta pluma en el equipo que estamos escribiendo la segunda parte de “Infección” es todo un honor.
Tal y como adelantamos, “Leyenda Élfica” es una saga compuesta por el título que reseñamos aquí más “El emisario”, “La abadía de la traición” y “Aliados y enemigos”. Por los títulos ya os imagináis que la trama de la misma es de fantasía épica y que el protagonista es un elfo, por lo tanto la obra promete la aparición de orkos (textual) y demás seres propios de este universo.
La editorial que apostó por él, Nosolorol (y que tras el cierre de Mundos Épicos se ha convertido en uno de los adalides del librojuego) ha optado por un formato A5 en tapa blanda, fiel a la colección de sus librojuegos. Como sabéis, un detalle que me suele llamar la atención es el uso de demasiado cloro en el papel que convierte en níveas sus hojas. Aunque en ejemplares como este no es molesto, si algún día Nosolorol optase por aunar en un solo ejemplar toda la saga, le recomendaría emplear papel de tono más ocre, que ayuda enormemente a las lecturas largas. No obstante, considerando el bajísimo precio del librojuego, es comprensible que deban medirse mucho los costes en este tipo de cosas.
La obra sigue un sistema avanzado de librojuego, pues hay uso de dado, ficha de personaje, mapa y reglas avanzadas de combate y configuración.
La estructura de la obra comienza por una introducción a la trama, a modo de preludio, que nos bosqueja la ambientación y se titula “El principio de la leyenda”. De esta forma ya sabemos de qué va a tratar el librojuego y se nos comienza a hacer la boca agua. Luego viene la clásica advertencia de qué es un librojuego (breve y muy directa) y sin la cual nos da la sensación que un librojuego se queda cojo. Este aviso es un clásico que se ha convertido, de per se, en una marca propia que no debería faltar en los librojuegos. Y el siguiente apartado son las reglas de cómo deben desarrollarse los combates y configurar el personaje.
Aquí debemos hacer un alto. Contrariamente a la tendencia habitual, José Luis no apuesta por un dado de 6 caras sino que lo hace por uno de 10, hecho que ya nos pidieron incorporar muchos seguidores. Por lo tanto, el autor se adelantó unos años a lo que está suponiendo la evolución del librojuego hoy en día (si bien otros, como “Lobo Solitario” ya lo hicieron en los librojuegos clásicos, es algo que parecía haberse olvidado). Por si fuera poco, nos da la alternativa de emplear los números de página para el caso de que no dispongamos de dado a mano. Sin embargo, aquí vi una pequeña errata que da lugar a equívoco (atención, señor editor): se habla de tomar el segundo número de la página en sustitución del número que daría el dado pero ¿qué pasa con las páginas a partir de 100? que la probabilidad de que salga siempre el mísmo número (0 para las centenas, 1 para las decenas de esa centena…) es enorme. Sugiero sustituir por “toma el último dígito del número de esa página”. En cualquier caso, pecata minuta porque ¿alguno de nuestros fieles seguidores no tiene un dado de 10 caras o no sabe de dónde sacarlo? Lo dicho, el uso de uno de estos dados es una idea muy revolucionaria en los librojuegos publicados a partir del año 2000.
En lo que respecta a la configuración del personaje, debemos distribuir puntos de resistencia y ataque, características y habilidades. Nos advierte que llevamos un equipo que podemos ir metiendo en la mochila según vayan apareciendo cosas, disponemos un mapa y (esto también es interesante) iremos encontrándonos ciertas pistas mediante palabras que deberemos anotar y que en cada momento se nos irá indicando. Estas palabras serán clave en momentos posteriores, dependiendo mucho nuestra trama de si las poseemos o nunca nos topamos con ellas.
Luego nos matiza como son las reglas de combate, muy sencillas de comprender, donde incluye lo que los jugadores de rol llaman “pifias” y “críticos”, dependiendo si el dado nos ha devuelto un cero o un uno.
Por lo que respecta al texto, el autor emplea la segunda persona del singular, sin especificar un nombre del protagonista aunque sí su trasfondo, y las frases están en presente. Generalmente presenta una media de dos secciones por página, lo que hace muy dinámico el juego que, por otro lado, está muy bien redactado y engancha enseguida al lector. Quizá en algún punto se escribieron secciones muy largas respecto al resto, lo cual rompe un poco el equilibrio de la estructura, pero suele ser porque la escena así lo requiere. No obstante, personalmente sugeriría uniformar más este aspecto para lograr la excelencia.
Otra de las cosas estupendas que tiene la forma de redactar librojuegos de López Morales es el hecho de que al final de las secciones suele plantear una media de 3 elecciones, llegando a veces a presentar incluso más. Es cierto que muchas secciones son “de paso”, en las que solo tendremos un camino a elegir, pero también es cierto que cuando hay que tomar una decisión nos encontramos varias alternativas. Sabéis que pienso que es precisamente esto lo que enriquece un librojuego y evita hacerlo aburrido, pues el sistema de elecciones duales suele ser muy restrictivo. Quizá sea el más óptimo para niños de una edad, donde las cosas se les deben presentar claras, pero queda un poco pobre para adultos, máxime si están acostumbrados a jugar a juegos de rol o aventuras conversacionales en donde las opciones son extensísimas.
Haciéndose eco de esta experiencia, el autor nos da rango de opciones y, por tanto, jugabilidad ¡y re-jugabilidad!
Por último, señalar que la aventura tiene el final óptimo que queremos alcanzar, final por muerte o agotamiento de puntos de nuestro héroe y finales malos a los que nos lleva el texto. Las odiosas secciones donde se zanja nuestra aventura de golpe.
Solo resta por comentar el aspecto gráfico al que Emiliano A. Villani ha dotado a la obra. La portada, a color, sigue un estilo similar al de los manuales de juegos de rol, de aire comiquero pero tendente a lo realista. No tanto como para ser ilustración absolutamente realista pero sí alejada del cómic que busca la caricatura. Podéis ver la muestra en este artículo. El interior apuesta por ilustraciones de página entera y en blanco y negro, siguiendo el puro y clásico estilo de los librojuegos de los 80 y de muchos manuales de juegos de rol, hecho que creo que es un acierto pues uniformiza mucho la estética de la obra. El estilo me recuerda un poco a los litograbados, aquellos que se hacían entintando madera o metal.
No solo las secciones están perfectamente marcadas, en números grandes que nos hacen diferenciar muy bien dónde comienza cada una sino que aquí vemos algo que creo que es fundamental en los librojuegos: una cenefa ilustrada a modo de margen en cada página (diferente en páginas pares e impares) y pequeñas ilustraciones divisorias de las secciones (un escudo, una pica, etc…), que enriquecen mucho el dinamismo del librojuego y su visualidad.
No queda nada por añadir. Os invito a deleitaros con la trama, redacción y mecánica de juego de este libro, que merece mucho la pena e invitaría a Nosolorol a hacer un compendio de todos los títulos de “Leyenda Élfica” en una edición especial a todo color, como decían los cómics de antes.
Por supuesto, cualquier comentario vuestro que quiera añadir más datos o matizar los que he escrito, será siempre muy bienvenido.
Dos cosillas que comentar:
Primero, que aunque no es habitual usar un dado de 10 caras en los libro juegos, Leyenda Élfica no es el primero en hacerlo. Ahí tenemos, sin ir más lejos, a Lobo Solitario, que usa la tabla de la suerte con números de 1 a 10, que obviamente es igual que tirar lo que llamamos 1d10.
Segundo, que los libro juegos de sLang no usan ese dado, sino dos dados distintos de seis caras, uno que suma y otro que resta. Sistema que, por cierto, es el que más me ha gustado de cuantos he probado en libro juegos, sobre todo por la elección de rasgos que otorgan positivos a las tiradas y gracias a los cuales te puedes hacer una idea muy buena de cómo es el personaje; incluso puedes con ellos imitar a algunos muy conocidos de pelis y libros (musculitos tipo Stallone, ágiles tipo Van Damme, etc.).
Por lo demás, estupenda reseña.
Cierto, Archimago. Esto me pasa por hacer todo corriendo y de memoria.
Respecto a “el primero en hacerlo” estaba pensando en los librojuegos modernos, los del año 2000 en adelante. Lo matizaré.
En cuanto a SLANG, mea culpa. Lo tengo al alcance de la mano y ni lo comprobé. Lo arreglo ahora.
Me encanta que me ayudéis. Voy a hacer como mi profe de Historia, que en cada clase nos daba un dato falso que deberíamos descubrir, así nos obligaba a comprobar que apuntes y libro coincidían.
Un saludo.
Hola
Perdón por ser tiquismiquis pero lo de Lobo solitario no es igual a un dado d10. Porque en un d10 todos los numeros tienen igual de posibilidades de salir, pero en la tabla de la suerte de Lobo Solitario, si contáis el número de números (valga la redundancia), veréis que no estan proporcionados igualmente, osea que cambian en cada libro. Por ejemplo aveces solo hay tres veces el nueve, otras se repite cuatro o dos veces solamente, haciendo ese libro en particular mas difícil, para lo bueno y para lo malo. Cada hoja es diferente en cada libro. Lo comprobé un dia entre varios libros, cosas de jugar muchas partidas, jeje.
Por cierto estupenda reseña, de hecho voy a ver si me los pillo.
Saludos
Si, es cierto. Y hay otro dato. Los diseñadores y expertos en márketing saben que la vista siempre tiende a una zona de aquello que estudia, por eso un anuncio en el periódico cuesta más dependiendo si está arriba, abajo, derecha… Eso hacía que en el sistema de Lobo Solitario la aletoriedad estuviese contaminada.
Pero en cualquier caso, es innegable que en el diseño había una voluntad de simular un dado de 10 caras, ¿o es mi apreciación?
Un saludo
PD: y no eres tiquismiquis, más bien ¡adormamos que déis vuestra opinión!
Si, por supuesto que esta inspirado en un dado d10, además de ser muy práctico por que se incluye en el propio libro como esos que tienen los numeros de dados en las páginas, que se daban de sí y había páginas que salían con mas probabilidad, (como en los diccionarios al buscar mucho una palabra jeje).
Pero a lo que iba es que hay gente que jugará con un dado d10 a Lobo Solitario pensando que es lo mismo y realmente no lo es, cada libro tiene su tabla propia (con sus números mas probables de salir) y con ello su difícultad, es algo que he visto en los foros erroneo. Pero veo lógico que se juegue con un dado d10 por que eliminas el factor “trampa”, por que sabes que en dicha zona hay mejores numeros y paras el lapiz cerca, jeje eso muchos lo hemos hecho, toda una tentación!