El oro y el acero, de Ricard Ibáñez y @Nosolorol

librojuegos.orgTITULO: El oro y el acero

COLECCIÓN: Singular

NÚMERO: no consta

AUTOR: Ricard Ibáñez

ILUSTRADOR: Jaime García Mendoza

EDITORIAL: Nosolorol

AÑO: 2007

SECCIONES: 410 (212 páginas jugables)

Dicen que la vieja guardia nunca muere.

Y, efectivamente, esta es una frase muy válida para el autor de este librojuego, Ricard Ibáñez, al que muchos conoceréis por ser el creador de uno de los primeros, por no decir el primer, manual de rol hecho por un español: “Aquelarre” (que por cierto, la editorial Nosolorol está volviendo a relanzar con expansiones, ediciones de lujo, etc).

Como veis, Ricard sigue al pie del cañón aportando su creatividad y, como buen diseñador, sabe adaptarse a las diferentes mecánicas necesarias para cada uno de los distintos juegos. En este caso, nos encontramos con un librojuego ambientado en la España del Siglo de Oro y que podríamos denominar “de capa y espada”.

El oro y el acero” está publicado por Nosolorol en el año 2007. Este dato es importante, pues en esa época el tema de los librojuegos empezaba tímidamente a reivindicar su legítimo lugar después de años relegado al olvido. Con esto, debemos poner un punto de atención a lo innovador que Nosolorol y Ricard Ibáñez debieron suponer en su momento. No debemos olvidar que entonces, exceptuando dos o tres foros, nadie recordaba ni a nadie le interesaba la ficción interactiva. Fue gracias a apuestas como esta las que nos permiten disfrutar hoy de una buena gama de librojuegos entre los que elegir. Solo por esto, el librojuego que vamos a analizar, su autor y la editorial, ya merecen un consabido respeto por nuestra parte.

Ricard Ibáñez y Nosolorol fueron innovadores con esta obra

Como decía, Nosolorol publicó en el año 2007 esta obra, adelantándose con la idea a muchas editoriales actuales.

Fiel a su línea, nos presenta un libro de bolsillo de 12,5 x 18 cms encuadernado en rústica. Como bien marcan los cánones clásicos, la editorial apuesta por una portada en color (obra de Jaime García Mendoza) e ilustraciones interiores en blanco y negro. Tales ilustraciones se dividen en dos tipos: las de página entera y las “de paso”.

Como sabéis, los librojuegos necesitan ciertos elementos que les aporten dinamismo y riqueza visual (¿por qué nadie hace lo mismo con las novelas?) a fin de crear más “colorismo” en la obra entendida como un conjunto en sí. Para ello, se ha utilizado de siempre la inclusión de ilustraciones a página entera (11 he contado en este caso). Sin embargo, los libros de Fighting Fantasy innovaron al respecto incluyendo también dibujos “de paso”, los cuales aliviaban un poco la lectura y creaban la necesaria pausa o tensión que el momento requería.

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Ejemplo de cenefa e ilustración conforme al estilo de la época

A estas dos herramientas clásicas y acertadas, Nosolorol añade una tercera: la cenefa. Sus páginas están encuadradas por un decorado en los bordes consistente en dibujos ornamentales que las enmarcan. Contrariamente a lo que pudiera parecer, no resulta en absoluto un elemento asfixiante del texto, pues tienen la suficiente sencillez como para ocupar una parte pequeña de la página y no crearnos esa sensación de encasillamiento tan desagradable.

El tipo de dibujo es perfecto para este librojuego: simula los litograbados de la época, con líneas entintadas rectas y estilo muy realista, imitando los que en esos siglos se empleaban para ilustrar los primeros libros que ya empezaban a salir de las imprentas. Jaime García incluye dibujos de armas, personajes y escudos señoriales de la época que confieren un encanto especial a la obra de Ibáñez. Os gustará ese ilustrador y su estilo.

Ricard, gracias a su experiencia en los juegos de rol, diseña unas reglas avanzadas para este librojuego. No solo aporta dados sino también la posibilidad de inventario y una ficha de personaje que deberemos configurar con habilidades de cuerpo, mente y suerte. Oro, protecciones y armas serán los elementos con los que deberemos desenvolvernos. Aunque eché de menos un mapa del Madrid de esa época (hubiese dado un plus muy bueno al librojuego), Ricard incluye dos anexos acertadísimos y que denotan erudición en el autor: un glosario de términos (en los que podremos entender ciertas palabras y expresiones del siglo de oro español, aunque olvidó incluir el término “jaquetón”) y un Dramatis Personae o listado de personajes que veremos aparecer en la aventura. Ciertamente, ambos anexos enriquecen mucho el librojuego y me ayudaron a disfrutar más determinados momentos.

El autor emplea un sistema de juego sencillo pero más complicado de lo que solemos ver en los librojuegos, acercándolo un poco al rol. De este modo, en determinados momentos nos pedirá combinar nuestro nivel de alguna característica con la puntuación de cierta habilidad más el resultado que nos dé el lanzamiento de dos dados. Superaremos la prueba cuando el resultado total obtenido sea menor al límite que establece la prueba en cuestión. El sistema, como digo, no es difícil de entender pero tampoco es el más usual. En caso de salir mal el lance, nuestro personaje no perderá vida sino que deberá descontar ciertos puntos de tales características, a distribuir tal descuento por elección del lector-jugador. Este sistema es lo suficientemente flexible como para permitirnos un buen número de combinaciones que afinen el tipo de personaje que queremos llevar.

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Vistosos dibujos “de paso”

Sin embargo, a lo largo del juego he notado que me resultaba muy fácil avanzar. De hecho, lo finalicé exitosamente a la primera partida sin perder ni un solo punto de nada. Desconozco si quizá habría que pulir un poco la curva de dificultad o si, por el contrario, supe configurar muy bien mi personaje desde el principio. En cualquier caso, el librojuego me resultó muy sencillo y no me planteó momentos complicados de resolver en ningún momento.

En cuanto a la redacción y trama solo puede haber un comentario: exquisita. Ricard es un erudito y se nota que se documentó, y bien, para escribir este librojuego. El lenguaje empleado es mediante palabras y expresiones del Siglo de Oro, como dije, aunque se puede seguir sin ningún problema (y más con el anexo que comenté). Es una verdadera delicia leerlo, creedme, sobre todo los golpes irónicos que tiene el personaje. Grosso modo, el protagonista (con trasfondo pero sin nombre) es un soldado regresado de tierra de herejes que pone su espada a sueldo. Un sicario, en una palabra. Por ese motivo, el librojuego se expresa de una forma muy literaria: en pasado y primera persona, a modo de narración del que relata las memorias de un pasaje de su vida.

La historia comienza con su hermano asesinado misteriosamente y el final… admito que me sorprendió, pues no me lo esperaba para nada y, además, es bueno y coherente. Por supuesto, obvia decir que me refiero al final óptimo, pues hay más finales, no solo por consunción de puntuaciones, si bien Ricard escapa de los finales de “muerte súbita” tan odiados por los librojuegueros. Además, en todo momento  el misterio que envuelve la trama nos mantendrá interesados y curiosos.

Las construcciones, la ambientación y el ritmo son óptimos. No obstante, noté cierta falta de uniformidad en algunas secciones (pues como todo librojuego avanzado, se basa en secciones), ya que pasamos de algunas extensas (de más de media página) a otras de apenas dos líneas. Esto crea ciertas disrupciones que desorientan un poco el ritmo que vamos llevando.

La redacción de este librojuego solo puede tildarse de “exquisita”

El autor de “El oro y el acero” demuestra su experiencia también en otro punto. Concretamente, introduce varios gags clásicos de los librojuegos, como sistemas de pistas y antitrampas (“si tal, anota un número 7 en tu inventario”, o “suma las dos primeras letras de tal y dirígete a la sección resultante de dicha suma). Aun así, la gran mayoría de las secciones nos plantearán solo dos alternativas, hecho que aporta gran dinamismo al juego pero le resta algo en el aspecto de interactividad hacia el jugador. También encontré demasiadas con una sola elección, que en realidad las convierte en parte de una sección (interrumpida en dos trozos), aspecto que no es considerado deseable por los amantes del género.

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Jaime García Mendoza nos da muestras de su maravilloso trazo en esta ilustración

La maquetación de Nosolorol, como siempre, es buena. Las secciones nos las remarcan con numeración grande y en negrita, perfectamente separadas y diferenciadas e incluye las imágenes de paso en los sitios idóneos. El tamaño de la tipografía es bueno para leer sin agotarse y el tono blanco del papel clorado (sabéis que no soy partidario de él) se justifica sobradamente por el bajo precio que tiene el librojuego.

No obstante, con todo mi cariño, debería recomendarles una segunda revisión. Entiendo que debió ser el primer librojuego que publicaron (por la fecha), pero he visto varios fallos ortotipográficos y un par de ellos en el sistema de juego. No son en absoluto graves, pero una editorial de la altura de Nosolorol y un autor como Ricard llegarían a la excelencia corrigiendo esos gazapos.

Poco más puedo añadir. Sería una excelente noticia que “El oro y el acero” tuviese más partes, a modo de encargos a realizar o peripecias a vivir por ese excelente protagonista que tan rápido nos hace tenerle cariño. Además, es importante destacar que hay muy pocos librojuegos con trasfondo histórico documentado, dato que confirma que Ricard Ibáñez es un maestro en estas lides y que la apuesta fue muy innovadora.

Podéis adquirir la obra, en PDF o físicamente en la web de

Nosolorol

Esta entrada tiene 3 comentarios

  1. Concuerdo con tu opinión, Jaco. Cuando leí el librojuego (del que también tengo reseña en La Fortaleza de Manpang, de hace ya la friolera de ocho años) tuve la misma sensación: deliciosamente escrito, como leer una de las novelas de Alatriste de Reverte pero de manera interactiva; pero poco afortunado en el cálculo de la dificultad. Yo también me lo pasé a la primera. En subsiguientes intentos sí que he tenido alguna muerte desafortunada, pero no es difícil terminarlo. Si no fuera por eso, lo consideraría el mejor librojuego de la nueva época. Pero tú y yo (y Fer) sabemos que en un librojuego no basta con usar una magnífica prosa…

  2. Roberto

    Yo también lo he jugado, y estoy de acuerdo en que un poco más de dificultad no le hubiera ido mal,
    también jugué a casi todos libros de Nosolorol tanto gratis, como comprados, el que más me gustó fué “Cuando vengan a por mí , por que es de acción trepidante, y tiene flashbacks en la historia,(una buena herramienta literaria para conocer más a nuestro personaje) incluso tienes que hacer tiradas en una pesadilla relaccionada con su pasado; y como todos los del autor de la serie SLANG no está recomendado para menores a mi juicio (aunque no aparezca reflejado en el libro), pues tiene algunas situaciones fuertes ó deshonestas de libre elección.
    En cambio no me he atrevido con la serie “Leyenda élfica” que ya va por el cuarto tomo, y es que pienso que el tema ya está “muy trillado”, así que te animo a que hagas una reseña, a ver si un día me da por “liarme con los elfos”
    Un saludo:
    Roberto

    1. Jaco

      Ya se lo comenté a Ricard, a ver si se anima a escribir más aventuras de ese personaje y así disfrutamos de otra historia de capa y espada.
      En cuanto a “Leyenda Élfica” y “SLANG”, ya hice reseñas también. En el buscador teclea “Nosolorol” o “Morales” y te aparecerán los artículos con esas etiquetas.
      Un saludo y gracias por participar :o)

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